Cada brote es un frenazo.
Sé de sobra que es algo que no debo consentir, pero que queréis que os diga soy humana y muy imperfecta. Me gustaría ser constante en todo lo que hago en mi vida, ser fiel a mi misma en todo acto, pero a veces me resulta casi imposible.
Me produce mucha impotencia ser débil ante un brote,dejar de ser constante por dejar que los pensamientos negativos y la mala onda se apodere de mi, es entonces cuando paro todo y me siento a llorar. Me resigno pensando que de nada sirve todo el esfuerzo realizado, que soy una vaga, y que todo es mentira.
Y en parte soy consciente de que es ahí donde reside la posibilidad de caer o seguir subiendo. Pero me cuesta, me cuesta mucho. Luego de repente y sin saber de donde, saco fuerzas para sonreír y tirar hacia delante. Puede que sea tan solo el sofocón, puede que la impotencia de no poder hacer todo lo que me gustaría, la resignación de saber que no te queda otra, o a lo mejor el echo de tener que sacar todo lo retenido durante días para quitarme el peso que conlleva tener esta enfermedad, pero la cosa es que el alivio que supone parar y desahogarte, a mi, me sana el corazón :)
Hoy físicamente estoy algo mejor, mi zona sacroiliaca sigue resentida y mi columna me pide calma aún, pero el resto de mi cuerpo me da un respiro.Es mi mente la que me tiene en vilo.En mis momentos de reflexión pienso mucho en si realmente merece la pena pasar por todo esto por no querer seguir con el tratamiento biológico. Sinceramente, una situación muy frustrante.
Ante todo lo que supone tener un dolor crónico,he optado por no darle protagonismo.Se que los días en los que el dolor supera nuestro estado de ánimo estamos por los suelos, pero me he dado cuenta de que si hago que ese dolor sea el epicentro de todo en mi día a día, esto francamente perdida. Los días en los que me levanto fastidiada lo primero que hago es coger aire y pensar: "vale, hoy tenemos dolor, no tiene que ser un día malo." Obviamente con dolor no puedo hacer todo lo que sin dolor podría hacer, pero no por ello tengo que dejar de hacer cosas que me gustan.No puedo ir a entrenar, pero si puedo hacer ejercicios de relajación en el agua, no puedo hacer ejercicios de cardio, pero puedo optar por salir a dar un pequeño paseo por el parque...
Creo, que es cuestión de hacer cosas que en momento de brote nuestro cuerpo nos permita hacer.
Llevo dos semanas sin poder entrenar a fondo,la competición es dentro de 4 meses y estoy al 40%,pero lo que tengo muy claro es que voy a cruzar la linea de meta ese día,como que me llamo Rosa que lo hago...
Sé de sobra que es algo que no debo consentir, pero que queréis que os diga soy humana y muy imperfecta. Me gustaría ser constante en todo lo que hago en mi vida, ser fiel a mi misma en todo acto, pero a veces me resulta casi imposible.
Me produce mucha impotencia ser débil ante un brote,dejar de ser constante por dejar que los pensamientos negativos y la mala onda se apodere de mi, es entonces cuando paro todo y me siento a llorar. Me resigno pensando que de nada sirve todo el esfuerzo realizado, que soy una vaga, y que todo es mentira.
Y en parte soy consciente de que es ahí donde reside la posibilidad de caer o seguir subiendo. Pero me cuesta, me cuesta mucho. Luego de repente y sin saber de donde, saco fuerzas para sonreír y tirar hacia delante. Puede que sea tan solo el sofocón, puede que la impotencia de no poder hacer todo lo que me gustaría, la resignación de saber que no te queda otra, o a lo mejor el echo de tener que sacar todo lo retenido durante días para quitarme el peso que conlleva tener esta enfermedad, pero la cosa es que el alivio que supone parar y desahogarte, a mi, me sana el corazón :)
Hoy físicamente estoy algo mejor, mi zona sacroiliaca sigue resentida y mi columna me pide calma aún, pero el resto de mi cuerpo me da un respiro.Es mi mente la que me tiene en vilo.En mis momentos de reflexión pienso mucho en si realmente merece la pena pasar por todo esto por no querer seguir con el tratamiento biológico. Sinceramente, una situación muy frustrante.
Ante todo lo que supone tener un dolor crónico,he optado por no darle protagonismo.Se que los días en los que el dolor supera nuestro estado de ánimo estamos por los suelos, pero me he dado cuenta de que si hago que ese dolor sea el epicentro de todo en mi día a día, esto francamente perdida. Los días en los que me levanto fastidiada lo primero que hago es coger aire y pensar: "vale, hoy tenemos dolor, no tiene que ser un día malo." Obviamente con dolor no puedo hacer todo lo que sin dolor podría hacer, pero no por ello tengo que dejar de hacer cosas que me gustan.No puedo ir a entrenar, pero si puedo hacer ejercicios de relajación en el agua, no puedo hacer ejercicios de cardio, pero puedo optar por salir a dar un pequeño paseo por el parque...
Creo, que es cuestión de hacer cosas que en momento de brote nuestro cuerpo nos permita hacer.
Llevo dos semanas sin poder entrenar a fondo,la competición es dentro de 4 meses y estoy al 40%,pero lo que tengo muy claro es que voy a cruzar la linea de meta ese día,como que me llamo Rosa que lo hago...
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